Postal de Navidad:

Hoy, la diosa (la dehesa) se ha quitado el manto blanco con el que se cubrió para despedir el otoño. Ilumina mi escritorio un sol mentiroso que no puede borrar la visión nevada de la que hemos disfrutado el último fin de semana y que se me ha quedado fijada en la retina como esos recuerdos infantiles que menudean por los adentros con la ineludible nostalgia de tiempos más inocentes.
De aquellos tiempos me llegan también ecos de lenguajes antiguos, del habla de mi infancia en Aragón, con sus timbres estruendosos y sus cadencias prolongadas hasta lo cómico pero llenas de sentencias y mensajes certeros; de paradojas y metáforas surreales y surrealistas; de noticias de otras épocas (se utilizan una gran cantidad de arcaísmos) y de otras regiones y de otras lenguas (euskera, francés, catalán...).
Este día me trae a la memoria una expresión que se utiliza en Huesca para recoger las sensaciones que se producen cuando el sol brilla y el cielo está despejado y en calma y sin embargo las temperaturas son muy bajas: "hace un frío secreto", dicen con verdad.
No debe ser casual que recupere la expresión en estas Navidades, trufadas de rigores más o menos escondidos, más o menos ocultos.
Por eso, quiero aprovechar estas palabras para mi postal, para desearos a todos (lectores anónimos, amigos entrañables y demás familia) que paséis unos días felices, aunque sea a costa de fingir un momento, de dejarnos deslumbrar por las últimas luces de este año que se va con sus misterios y que el año que viene sea más claro, más cálido y más próspero: un tiempo sin secretos