ECLIPSE TOTAL


A la memoria y presencia de Moncho Alpuente,
desaparecido recientemente.




Foto tomada de blogs.publico.es
Repiten los medios que nos ha dejado Moncho Alpuente. No lo creo. Moncho no nos ha dejado nunca. Se va, sí, pero siempre vuelve. Siempre está cuando lo necesitas. Siempre está para ayudar; para apoyar los proyectos de los amigos; para espabilar conciencias con sus divertidas y penetrantes diatribas contra el poder; para ilustrarnos con sus ocurrencias y descubrimientos animando la tertulias; para cantarnos las cuarenta en sus artículos, o para cantar, siempre en clave de humor y a ritmo popular, a lo más "chungo" de la actualidad. Si no aparece es por que está tramando algo: vete tú a saber qué se lleva entre manos. Quizás este rumor viral de que se ha ido para siempre es sólo un "fake", su penúltima humorada, el prólogo de una particular tragicomedia, el ensayo general de una representación en la que él hace de protagonista y todos los que le queremos y admiramos somos, por ahora, figurantes. 
Puede estar en cualquier parte, sobrevolando el goyesco cielo de este Madrid que le mataba con su pasión imposible o, más allá, en ese limbo entre lo visible y lo invisible donde el tiempo no existe y del que no tenemos noticias fehacientes. Pero estoy segura de que, esté donde esté, estará bien acompañado, por los amigos que se fueron antes y por los pensamientos de los que aún estamos en el callejón de partida.
Será una de esas ironías que Moncho practicaba con tanta soltura, pero me perturba el hecho de que su marcha se produjera con el último eclipse de Sol. Me cuesta aceptar que una Luna entrometida nos haya ocultado el radiante genio de su espíritu burlón, burlándonos a todos el calor de su  generosidad descomunal y a Chary y a Bárbara  la energía de su amor y entrega incondicionales. Pero en Las Palmas ha granizado, en Madrid ha caído una tromba de lágrimas y en Segovia el temblor de La Alameda resuena incesante con el "mal viento" que lo arrancó de su nido. Me cuesta aceptar el poder de esa oscura sombra, el eclipse total. Moncho vive. ¡Viva Moncho!


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