El guerrero en la nieve
Tengo un vecino oriental que se llama, más o menos, HaoQin ( Joaquín para la comunidad) que se pone todos los días frente a mi ventana a practicar Tai-chi, esa especie danza que elogia la lentitud ( como Kundera)y dicen que despereza nuestra fisiologia.
Siempre que reparo en él, me quedo mirándolo imantada, como cuando se mira el fuego o el mar. A veces, me sorprendo contagiada levantando una mano o una pierna a su modo, inconscientemente. En ocasiones, trato de imaginar la música inaudita que marca el ritmo de su cuerpo y añade ramas vivas a las dormidas ramas del enorme árbol desnudo bajo el que evoluciona. Siempre me relaja, me transporta, me inspira...
Al día siguiente de la gran nevada que colapsó Madrid, el jardín apareció blanco, la dehesa blanca, el cielo blanco. El horizonte, desapareció congelado entre los prados y los cielos encalados. Como único contrapunto a la visión lechosa, las manchas negras y quietas de los toros escondiendo su furor, impávidos como totems, y Joaquín diluyendo su cuerpo en el aire. Abrí la ventana y no sé por qué me puse a cantar.
Y 2. Hace casi un mes que escribí estos párrafos de más arriba. Tampoco sé por qué no los colgué. Siguen las nieves y anuncian más para este fin de semana. Lo cierto es que ya estoy un poco harta de este paisaje de nata; de esta quietud empalagosa, inerme, frígida; de esta imagen congelada y monótona; de este jardín marmóreo, sepulcral. Echo de menos los cielos cambiantes, escondidos tras el borrón espeso de las nubes. Esta capa impoluta se ha vuelto pesada y fatigosa. Hasta lo que escribo se me oculta en el blanco de "tipex"de este invierno atípico. Las palabras se me disuelven como en tinta invisible. Hasta el "samuray" del tercero
ha desistido de su" lucha de puño de algodón". Yo también me he quedado en blanco.
Comentarios
un beso
men
Pero... Después de todo eso... ¿Echar de menos no va sin hache?
Besos. P.