Visitas,Visiones y Avistamientos(2). El Regreso

En el último paseo por Cuenca, nos fuimos fijando más en el paisanaje que en el paisaje. Y en esto, la ciudad también resultaba especial. A pesar de recorrer restaurantes y bares "recomendados" nos metimos en el coche si haber visto un sólo "pijo". Las modas, los snobismos, la presunción no parecen haber hecho mucha mella en el lugar que, por otra parte, contiene un poco de casa especie : algún heavy, algun colgao. algún indigente, muchos turistas ( pero todos vestidos), unos invitados a una boda local con trajes de gala de Zara, monjas, fotógrafos de prensa... En fin, todo un repertorio sociológico que no incluía ejemplares de marca cara ni caras de marca.
La jornada había sido tan intensa y tan distinta que, aunque no habían pasado más de 8 o 10 horas, yo tenía la sensación de llevar allí mucho más tiempo. Una sensación remota parecía haberse infiltrado hasta alterar levemente mi conciencia. Seguramente fue eso, una cierta desorientación, lo que favoreció la última y extraña experiencia del viaje: avanzábamos tranquilamente por la autovía, ya de noche, cuando llegamos al único trecho de carretera que todavía queda por desdoblar. Aunque el tráfico en dirección contraria era escaso, nos hizo concentrar más la atención en el espacio y, enseguida, apareció a lo lejos una serpiente de luces azules que parecían girar en el vacío sobre si mismas, desplazándose verticalmente. Después de un día con tantas emociones, estábamos sumidos en un mutismo que yo no me atrevía a romper, así que, un tanto ensimismada me disponía a almacenar la visión a título de inventario, cuando JA preguntó en voz alta:
-¿Qué son esas luces?

- Ni idea, pero no parece un pueblo.
- No, no. Son demasiado grandes y además se mueven.
- Vaya, sólo nos faltaba encontrarnos con extraterrestres.
- Sería estupendo.
- ¿ Estupendo? interrogué yo, sorprendida por la salida de JA, tan poco propenso a fantasías de ninguna clase.
- Pues sí, pero no te exaltes, Belinda, que debe ser un campo eólico.
- Imposible. Los molinos de viento tienen un piloto en el mástil y esas luces, por la distancia, deben ser gigantes y además se mueven.
- Bueno, serán árboles que en la oscuridad desfiguran las luces entre las ramas.
- Pero tendrían que ser muchos árboles, demasiados árboles, porque las luces llevan ahí muchos minutos y vamos a 100/H.
- Déjalo ya. Qué más da. Nunca lo sabremos.
- ¿Por qué no paras en la próxima gasolinera que veas y preguntamos?.
- Ni hablar, nos esperan en Madrid y no quiero que nos tomen por piraos.
- Pero mira, mira, siguen ahí.
- No puedo mirar, voy conduciendo y no quiero confundirme en la entrada de la autovía que debe estar ya cerca.
La contundencia del conductor me devolvió al silencio, esta vez un tanto solemne, pero seguí mirando un buen rato los destellos que nos seguían acompañando, hasta que JA volvió a exclamar: !Por fin, ahí está Tarancón!
En ese momento, como por arte de encantamiento, las luces desaparecieron, como si la profunda cuenca de la noche hubiera cerrado sus ojos.
JA insistió en que no contara aquello, que era muy raro y que me tacharían de loca.
Yo pensé para mis adentros : OVNIS o molinos, árboles o gigantes..., más raro es Cuenca y nadie la pone en duda. En estos términos me acordé de D. Quijote y empecé a ver a JA como al fiel escudero que me sigue y me devuelve a la prosa de la realidad. Y, en esas, llegamos a Madrid.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Cuentan las leyendas populares que en la carretera de Cuenca se ven con cierta frecuencia apariciones y fenómenos extraños atribuidos a la presencia de demasiadas almas que se han perdido por esos caminos. Pero no todo el mundo las vé. igual no sólo es la "ciudad encantada " en si misma sino por el encantamiento que produce en sus visitantes, se merece una visita en breve . Virginia
Anónimo ha dicho que…
Pues la aparición luminosa de Virginia sí que novedosa, casi tanto como la de aquellas luces que perseguían vuestro viaje hacia Madrid. ¿Se habrá perdido entre los molinos de viento, las luces misteriosas y la negrura de la noche?
Parece un poco despistada nuestra Virginia y qué quieres que te diga.
Para ocasiones como ésta uno siempre va más seguro con un conductor contundente y poco fantasioso como JA. Porque hubiera podido ocurrir que, en vez de en Tarancón, hubierais aparecido otra vez en la ciudad encantada, que por algo la deben llamar así.
Abrazos a todos. Luis
Anónimo ha dicho que…
(a vuestra amiga)
No es morirse lo que asusta
ni dejar de ser el cuerpo que sostiene
en su vertical edificio,
el pensamiento que languidece
en una anochecida serena.
Son tus ojos que ya no veré
ni el amor que los sustenta
en llama perdurable.
El amor con que tú me miras y me ves
y me vuelve bueno y valiente,
generoso y libre,
yo, tan cotidiano.

Belinda y Virginia, qué poeta escribió vuestros nombres tan hermosos y qué afortunados son los que puedan reflejarse en vuestros ojos.
Teódulo

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